«Hay que cuidarse mucho de las envidias»

Verano de 2006. El reggaeton aún no se había consolidado en nuestro país, pero ya había algunos artistas que lo pegaban fuerte con alguna que otra canción. En todos los garitos y todas las verbenas sonaba una canción. Aquel verano nadie se quedó sin bailar y tararear aquella canción que decía:

“Yo soy tu maestro,
quien supo enseñarte.
Fui el segundo en tu vida,
pero el primero en amarte.
Como es posible que me digas que lo amas,
cuando yo sé que soy el dueño de tu cama.”

Fue el verano de Latino Way. El dúo formado por Joe y Henry saboreó las mieles del éxito. Pero poco más se supo de la formación.

Henry M+®ndez 2.pngAhora, parece que el reggaeton no se puede concebir sin Henry Méndez, pero su camino hasta la cima no ha sido nada fácil. Es un claro ejemplo de que con esfuerzo, persistencia y humildad se puede llegar a lo más alto. Pero también lo es de los altibajos que hay en la industria musical, de los obstáculos con los que se encuentran los artistas y de lo sencillo que es estar sonando en todas las emisoras de radio y, al año siguiente, caer en el olvido.

Henry siempre ha tenido los pies bien puestos en el suelo, pisando tierra firme. Cuando el éxito llamó a su puerta con ‘Yo soy tu maestro’, continuó con su tienda de ropa hip-hop y su establecimiento de nutrición deportiva. Compaginaba todo eso con el culturismo, llegando a ganar algún que otro campeonato de pesos pesados. No fue hasta que vio que de verdad podía vivir de la música cuando se atrevió a vender sus negocios. “Necesitaba dedicar más tiempo a la música,” explica. Eso sí, él sigue teniendo su vocación empresarial y apoya económicamente a su mujer en un centro de pilates que han abierto recientemente en Barcelona, y es propietario de dos sellos discográficos, Flow Records y Barcelona Dance Music.

-Ha cambiado mucho tu vida en los últimos años. Si en 2006 te llegan a decir que ibas a tener millones de visitas en cada videoclip y que ibas a llegar a ser doble disco de platino, ¿qué hubieras respondido?

-Hubiera pensado: “¡Éste está loco! ¡Eso no te lo crees ni tú!” Pero la vida da muchas vueltas. Unas veces te tiene en una posición, otras te coloca en otra. La cuestión es saber gestionar ese avance, no volverte loco y saber que todo pasa. Si la popularidad no se trabaja con calidad, todo va en detrimento de lo malo.

-En aquellos momentos de lucha, ¿llegaste a cuestionarte tu profesión y pensar en tirar la toalla?

-Sí. – afirma con rotunidad. – Justo cuando iba a lanzar ‘Rayos de sol’, pensé: “mira, si ésta no me funciona, lo dejo todo y me centro en mi tienda y en mi vida con mi familia.” Pero Dios me abrió el cielo, salieron los rayos de sol, iluminaron el camino, iluminaron mi vida, me dieron credibilidad a nivel musical y me abrió puertas que nunca pensé que se fueran a abrir.

-¿Cómo has evolucionado desde ese single hasta el día de hoy?

-He querido aportar más calidad, he ido a escuelas de modulación de voz. He estudiado solfeo y piano, he aprendido a llevar el marketing de mi carrera, a producir mejor…

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-Cada año lanzas un tema para que suene en todas las fiestas estivales. Este verano nos traes ‘Posturea’, con un estilo muy diferente al que nos tienes acostumbrados.

-Fusiono ritmos tropicales como siempre, con música electrónica, pero dándole la vuelta. Esta vez, el porcentaje de música electrónica es mayor que la tropical. Hay mucha saturación de reggaeton y trap. La gente quiere música para bailar, para divertirse, y eso es lo que estoy buscando en este single, aportarle unos colores que en la discoteca se pueda explotar de júbilo cuando suena la parte del estribillo.

-El sonido es mucho más norteamericano.

-El productor tiene mucha tendencia a trabajar con norteamericanos, aunque él es asturiano. Gran parte del año está trabajando en Estados Unidos con gente de hip-hop. Conmigo trabaja cuatro meses al año, viviendo en la casa estudio que tenemos y estamos mano a mano. Ahí surgió la idea. Me enseñó varios sonidos norteamericanos y por ahí nos fuimos.

-¿Hay mucho postureo a tu alrededor?

-En todas partes. El año pasado, después de actuar en Dos Hermanas, nos fuimos a dar una vuelta por Sevilla. Empecé a ver que entraban las tías escotadas, exuberantes; los tíos, muy metrosexuales, bien arreglados. Mucho postureo. Venga morritos, humo hacia arriba… Antes, era llegar, empezar con los cubatas, bailar… Ahora, no. Ahora todo el mundo se mira, se repasa de arriba abajo. Viendo aquello se me ocurrió hacer una canción sobre el postureo.

-¿Hay algo de crítica en ella?

-Nunca crítica. Es un homenaje a esa nueva ola de jóvenes que viven esta época.

-Se podría decir que en ti también hay un poco de postureo, por esa imagen de duro que muestras, con esas letras traviesas y sensuales, pero siendo muy sensible en el fondo.

¡La pose de malote hace tiempo que la tengo aparcada! – exclama. – Intento ser muy romántico en las canciones. Pero según pasando los años, me voy arrugando más y parece que tengo más cara de enfadado. – dice riendo. – Yo intento hacer canciones agradables, con una letra muy positiva. Pero me gusta que se vea mi parte más masculina, aunque no con el fin de mostrarme como un machote.

-Donde sí hay mucho postureo es en la industria musical.

-Hay personas que son simplemente eso: postureo. Una persona que utiliza el postureo para alardear delante de sus compañeros de que “yo soy”, de que “yo tengo”, de que “yo hago”, es una persona poco inteligente. Tú contra tus compañeros no puedes ir porque la vida es como una montaña rusa, un día estás arriba y otro abajo. Todo el mundo tiene buenos momentos y malos momentos. Hay que cuidarse mucho de las envidias, de las personas egoístas, que intentan menospreciar lo que tú haces.