David Hernández
Índigo. Así veo a Lukas Layton. No es que su cara sea añil ni mucho menos. Pero si tuviera que definirlo con un adjetivo sería ése, por su imaginación ilimitada, rechazo a una moralidad estricta, capacidad empática y gran creatividad. Un color. El mismo concepto que ha utilizado el artista para representar un sentimiento desde un punto de vista onírico y personal en cada canción de su nuevo trabajo discográfico. Así es ‘Prismas’.
-Cada persona es un prisma y depende del día que tengamos, de las sensaciones, de lo que pasemos (un bache, un altibajo) y encontrar la fe en ti mismo, cada sentimiento es un color. Y dependiendo de cómo lo enfoquemos, así seremos. –explica Lukas Layton, con tono pausado, lo que ha querido transmitir con este disco.
-¿Cuáles son los sentimientos que proyectas a través del EP?
-Principalmente amor. También la búsqueda de fe en algo que te inspire para seguir adelante, la superación personal y un poco de rabia y de garra.
-La fe está presente no sólo en las canciones. También hay simbología religiosa en las imágenes, como las cruces.
-Es un guiño a mi tierra, Úbeda. Son muy partidarios de la imaginería cristiana, y, aparte, lo quería tomar como factor cultural y artístico. La cruz significa renunciar a todo lo oscuro, que no invada nuestra vida y dejarnos llevar por lo que verdaderamente importa, que es la juventud y ser un niño.
-‘Prismas’ es innovador, porque aúna la música y el arte conceptual. ¿Cómo ha sido el proceso compositivo?
-A la hora de componer, siempre me gusta fijarme en artistas como David Bowie o Madonna, que en cada disco inventan un mundo. Se renuevan, tanto en imagen, como en estilo y en música. Me divierte mucho ser así a la hora de componer, porque de una canción puedes sacar un mundo. Siempre intento seguir esa línea.
-Aunque has nacido a mediados de los 90, tienes espíritu ochentero.
-Soy muy fan de esa época. Tanto en referentes culturales como musicales. Me siento muy identificado con la saga de películas que nos han dado los 80. Parte del mundo que creo se centra en eso, neones, pasarlo bien…
-Pero tu disco no ha salido en vinilo.
-Me encantaría. Y creo que en un futuro no muy lejano haremos algo especial. Aún no sé el qué, pero haremos algo especial.
-Al menos, los defensores del formato físico, podemos disfrutar de ‘Prismas’ en CD.
-Queríamos hacerlo físico para que no se perdiera la imagen, la calidad y todo lo que queríamos transmitir, porque algo palpable es mejor que lo digital, por muy bonitos que sean los píxeles.
-¿Por qué un EP de 5 pistas?
-Tenía la duda de si hacer un LP de muchas canciones, de 25, o hacer un parón y centrarme en conceptos diferentes y sacar una trilogía. Y creo que haré eso.
-‘Prismas’ es muy diferente a tu trabajo anterior, ‘Wicked Glory’. ¿A qué se debe ese cambio?
–Quería que fuera algo fresco, joven y honesto y tener una ilusión más poderosa que componer en inglés. Al terminar la gira, me puse a componer los primeros temas, algunos en inglés, hasta que nació ‘Prismas’, el single que da nombre a este trabajo. Después de componer esa canción, cambié totalmente el concepto. Quería ser positivo y enérgico.
-Tu anterior trabajo era muy oscuro.
–Trataba del futuro desde un enfoque de incertidumbre, oscuridad y desazón. La mayoría de las canciones estaban en inglés, salvo algunas, que eran las más íntimas, como una dedicada a mi abuelo. Pero no era mi yo del todo. Eran cosas que me inspiraban. En ‘Prismas’ soy yo al 100% y creo que seguiré esta línea.
-‘Wicked Glory’ fue fruto de la crisis, de ese momento en el que los jóvenes terminamos nuestros estudios y nos faltan fuerzas por ver que el paro sigue creciendo y todo lo que nos habían prometido no existe.
-¡Exacto! – exclama. –Era un grito de guerra. De una manera muy disimulada, porque mi voz suele ser muy suave, pero con garra. Ahora intento ser más positivo. También musicalmente hablando, porque mis referentes siempre han sido The Doors o Janis Joplin, que siempre te incitan a la inseguridad y a esa locura.
-Pero escuchar una música u otra también es consecuencia del estado anímico del momento. Si estás más feliz, escuchas música más alegre que cuando estás triste. ¿Qué te ha llevado a ese sentimiento de alegría y positividad?
-El actuar con mi banda, conocer gente, visitar sitios nuevos, ver que la gente me apoya… Es un buen empujón para alguien que todavía no sabe bien hacia dónde ir. Sentir tal recibimiento, creo que es el mejor regalo que alguien puede tener nada más empezar.
Ese sentimiento lo transmite. El brillo de sus ojos y su sonrisa sincera corroboran lo que cuenta. Charlamos relajados, rompiendo el protocolo y buscando la postura más cómoda en nuestras respectivas butacas. Estamos agotados tras una larga y ajetreada jornada en la capital. Lukas se ha pasado el día respondiendo preguntas, recorriendo Madrid de un medio de comunicación a otro. Por eso, nos citamos a última hora, para disfrutar juntos de un café en el Starbucks de Plaza de España y conversar huyendo de la típica entrevista. Hablamos de su adolescencia; de sus dos mejores amigos, que ya no están, pero que siguen presentes en todo momento, ya que de sus nombres surge el apellido artístico Layton; de la profesora que empezó a llamarlo de ese modo; de sus tres ciudades: Úbeda, Málaga y Madrid; de música… Me cuenta que se trasladó a Granada para estudiar cámara y postproducción digital y, luego, video mapping. “Creo que seguiré estudiando, porque nunca viene mal aprender y también me ayuda en la música,” me confiesa. “Siempre quiero estar pendiente de los videoclips, de la imagen, creo que nunca viene mal tener un poco de mano en ese ámbito.”
-El videoclip de ‘Prismas’ es muy llamativo, colorido e incluye tintes de videoarte.
-En verano conocí a unos chicos de Málaga, Estudio Santa Rita, que ya forman parte de mi familia. Desde el primer día entendieron la idea que quería obtener de imagen y color. Se involucraron muchísimo. Fue súper rápido y disfrutamos bastante con el proceso creativo.
-¿Qué querías proyectar a través del vídeo?
–Es una carrera de obstáculos. Obstáculos que te encuentras día a día como la presión social, el qué dirán, carreras, sentimientos sobre el futuro y, sobre todo, sentimientos que influyen a nuestra generación. Era eso, saltar obstáculos y seguir adelante, hacia esa meta a la que queremos llegar.
-Y ya tienes otro videoclip a punto de caramelo.
-Ya está rodado. Ha quedado muy bien y tengo muchísimas ganas de compartirlo.
-¿Qué puedes adelantar?
–Dará mucho que hablar. Será de ‘Alivio de luto’, una de mis canciones favoritas del EP. ¡Y no va a dejar indiferente a nadie!
-¿De qué trata?
-Hago un guiño a Joaquín Sabina, que es mi padrino musical por así decirlo, y también a mi tierra, Úbeda, y a esas tradiciones tan antiguas que la inundan. Es una canción de guerra y un grito de seguir adelante pase lo que pase y aniquilar todo lo malo que nos pasa.
-Hablas mucho de Úbeda. Me suscita curiosidad saber cómo te ven en tu ciudad.
-Allí siempre he sido un niño muy tímido, que nunca ha dado que hablar, hasta que empezamos en 2014 con la música. Tanto mis amigos como mi familia y la gente que me conoce de allí se llevaron una grata sorpresa. No se esperaban lo que podía salir de mí. Tuve buen recibimiento. ¿Qué puedo decir? ¡Es mi ciudad y me tratan genial! – comenta orgulloso.
-Pero haces una música que si en España no es habitual, por su visión conceptual, en Úbeda debe ser chocante.
-La verdad es que tengo compañeros que facilitan mucho en ese aspecto. Cuento con Zahara, que también es de allí, Supersubmarina y algunos grupos indie que empiezan a despuntar en mi tierra. La gente poco a poco lo va asimilando de una manera muy positiva.
-¿El indie está acabando con el flamenco?
-Siempre quedarán raíces, pero cada vez la gente responde mejor a todo tipo de música. Hay una escena muy bonita.
-Estás a punto de iniciar la gira. ¿Qué vamos a ver sobre el escenario?
-Nuestros directos son muy especiales. Antes eran sólo acústicos y ahora cuento con banda. Aparte de aportarme mucha energía, dan otro ritmo. Habrá mucha más caña que en el EP. Hemos cambiado muchas cosas, hay sorpresas, canciones nuevas y, sobre todo, quiero que la gente salga del concierto como si hubieran conectado conmigo, como si fuéramos una familia y con sensación de que algo ha cambiado en ellos. Ése es mi objetivo en esta gira.