David Hernández
Ser mujer e instrumentista en España no es fácil. ¡Qué se lo pregunten a Judith Mateo! Si cuando giró por primera vez en México le decían que había tardado mucho en visitar el país y se sorprendían de que una mujer hiciera rock con el violín, en España es bien diferente. En nuestro país, cuando le preguntan a qué se dedica y responde que es violinista, está acostumbrada a que le digan:
– Aaaahhhh… ¿Violinista? ¿Pero a qué te dedicas?
– Soy violinista. – repite Judith Mateo como un mantra.
– ¿Y no cantas? – suele ser la siguiente pregunta.
– No, no canto. Tengo suficiente con el violín.
“Es difícil ser mujer instrumentista. Vas luchando contra la pared.”- señala la violinista. – “Las puertas están más abiertas a los hombres, porque venden más discos, ya que la mayoría de quienes compran discos son mujeres.” Pero Judith es una rebelde con causa y no va a dejar de seguir trabajando duro. “¡Yo soy muy cabezota, llevo ya 5 discos y habrá un sexto!,” confiesa mientras tomamos un café en el centro de Madrid, acompañados del cantante Chuse Joven. Lo que está claro es que Judith Mateo ha abierto una brecha en España.
El rock es su vida y así titula su último trabajo discográfico: ‘Rock is my life’. Un LP, publicado con Warner Music, que nos trae versiones de bandas como Metallica, ACDC, Green Day, Deep Purple o Lou Reed. Con este disco, sigue la línea del anterior, pero aportando novedades.
– El disco anterior obtuvo un millón de escuchas en Spotify, y de ahí que decidieran sacar el quinto disco tan rápido y tan de versiones. Pero para hacer una pequeña diferencia, cogimos una canción, que es el single, ‘Rock is my life’, de Bachman&Turner, y la adaptó y la cantó Chuse Joven. Aparte de ese tema, hay otros donde mete coros y canta algunos trozos y es el cantante de los directos de mi banda.
-Había que dar un paso hacia adelante. En directo ya lo había hecho. Siempre llevo cantante a los conciertos. Creo que el público español no es de tragarse todo un concierto de instrumental, a no ser que vaya a ver un concierto de clásico. Parece que necesitan voz para tararear y en todos mis discos hay canciones que están cantadas. Creo que el único totalmente instrumental fue el anterior, donde no hay nada de voz. Pero en directo sí llevaba voces. Resulta muy bien porque la gente se anima al ver a alguien en el escenario cantando un estribillo. Como en directo me había gustado, de ahí ese paso a diferenciar el quinto disco.
-Parece que en España somos muy de necesitar gritar un estribillo.
-Eso parte de la educación musical que tenemos en este país. Muy de la canción del verano, de usar y tirar la música, de meter sólo música cantada en las emisoras más escuchadas… Y ahí no hay cabida para el jazz, el blues instrumental o música folk… Cuando habitúas a la gente a que tiene que comprarse una camiseta rosa, al final, compra la camiseta rosa.
-¿Cómo se puede cambiar la educación para que las nuevas generaciones se abran a otro tipo de estilos musicales?
-¿Cómo podemos cambiar a los políticos de este país? – se ríe. – La educación depende de la política. Cuando estudié en el colegio, enseñaban a tocar la flauta de plástico. Parece que en algunas comunidades eso está cambiando. Habría que dar la posibilidad de aprender diferentes instrumentos y crear bandas y orquestas en la escuela. Es la mejor forma de darte cuenta de que con la música lo puedes pasar bien, puedes tener tu propio grupo y un profe que te enseñe, no que te cuente la vida de Mozart para hacer un examen o sólo te ponga audios de clásico como si no existiera nada más.
-El modelo educativo español está enfocado a la productividad, entendida donde las humanidades, las bellas artes o la música no entra dentro del sistema productivo capitalista tradicional, eso no vale.- interviene Chuse Joven. – A la juventud se le educa en eso y se pierde la cultura. España no es un país que trate bien a los buenos músicos. Los buenos músicos se marchan y lo que queda está atado a lo que la industria en el momento reclama o quiere. Ha habido pequeños destellos en los 80, con los movimientos de rock duro, pero actualmente yo no veo algo que me dé la sensación de que vaya a cambiar a corto plazo.
-No me refería tanto a nivel político, porque ya nos han demostrado que es muy complicado que eso pueda cambiar, sino a nivel social.
–En tu casa dices “papá quiero ser músico”, y te dan una colleja y te dicen que tienes que ser abogado. – señala el cantante.
-Bueno, ése es tu caso, el mío no. – añade la violinista.
-Porque tu abuelo era músico. Pero en mi caso fue distinto. – continúa Chuse. – Eso sí, si dices que quieres ser futbolista la cosa cambia.
Aunque parece llevar el rock en las venas, Judith Mateo se inició en la música clásica. Pero fue a Irlanda, donde está desarrollado el violín en otros estilos musicales, y lo que iba a ser una estancia de un mes, se convirtió en una experiencia de tres años y medio. “Después, estuve yendo y viniendo. Me enamoré y todo de todo,” confiesa. Ahí entró en contacto con la música folk, muy presente en sus primeros trabajos discográficos. “Luego me adentré en el mundo del rock, donde no es habitual tener violinistas para poderte fijar en cómo tocan. Pero con el violín se puede hacer todo lo que quieras,” explica.
-¿Cómo evolucionaste del celta al rock más puro?
-Me vino de la mano. Mis discos están muy plasmados en mi vida personal. Estuve trabajando como presentadora en la televisión de Castilla – La Mancha, entrevistando a un montón de grupos. De ahí pasé a tener mi propio programa de radio en Mariscal Rock. La mayoría de la gente a la que entrevistaba y los conciertos a los que asistía eran de rock. Me alimenté de la música rock y de ahí surgió la idea de hacer un disco de versiones con el violín.
-Lo cierto es que gracias a nuestro trabajo vamos descubriendo grupos pequeñitos que hacen cosas increíbles y que, no se sabe por qué, no suenan todavía.
-Bueno, sí se sabe por qué. – responde lanzando una carcajada. – Se debería apostar por nuevos proyectos. Pero parece que a España sólo le gusta un mismo tipo de música y sólo encaja ese estilo de música, aunque hagan caja con los demás.
-Al menos, tenemos buenos festivales, sobre todo, de música indie.
-Y siempre van los mismos a actuar.
Chuse, que ha cantado desde lírico hasta zarzuela, pasando por rock y heavy, no puede callarse su opinión respecto al indie:
-Si hay algo que no, que me niego, que he intentado y no me entra es el indie. La mayoría de las bandas dan vergüenza, vergüenza a nivel musical. Creo que es porque en el indie todo vale. Te vas callando tu opinión porque no puedes criticar a otros compañeros de profesión. Pero eso me da que pensar respecto a la cultura musical. El público español se traga cualquier cosa. El mal llamado indie, porque ya es mainstream en España, lo han intentado exportar al extranjero y no funciona, porque el público extranjero tiene criterio musical y es capaz de analizar la música. En ese género, muy poquitos se salvan. Pero bueno, el público es soberano y puede escuchar lo que quiera.
-Habéis estado recientemente en México y Japón. ¿Cómo veis los diferentes públicos?
–Mi primer contrato discográfico me lo ofreció una empresa japonesa. – cuenta el cantante. – No sólo me lo ofrecieron, sino que me pagaron por él. Pude mandar mi trabajo y presentarlo en un país cosa que en España con el estilo heavy metal sinfónico que yo hacía fue imposible.
–El público japonés es más parado, pero se quedan ahí en el concierto. No saben lo que es hacer los cuernos, les enseñas y acaban haciendo los cuernos. – cuenta la violinista. – Para ellos no entra en su manera. Ha sido una experiencia muy gratificante. Esperamos volver. Pero lo más reciente ha sido la presentación de ‘Rock is my life’ en México. He estado 15 días y ha sido brutal. Nos llega más cercano porque hablan nuestro idioma. Nos sigue mucho mexicano que ya nos conocía. El recibimiento es muy caluroso. La gente es muy ferviente, fan, seguidora. Este año volveremos allí.
-Los españoles tenemos mañana una oportunidad para acercarnos a otra forma de entender la música. Será a las 20.00 en el Hard Rock Café de Madrid. ¿Cómo va a ser ese concierto?
-Nos lo pasamos muy bien encima del escenario. Cuando el músico lo pasa bien, eso lo transmite. Creo que es como una pequeña fiesta donde lo que intentas es disfrutar, pasarlo bien haciendo lo que te gusta, que en mi caso es tocar el violín, y creo que todo el mundo termina disfrutando, saltando y repitiendo.
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